OSIRIS
Osiris es el dios egipcio generalmente identificado como patrono de la vida después de la muerte, el inframundo y los muertos. Clásicamente, aparece representado como un hombre de piel verde o negra; lo primero, símbolo del dios de la vegetación y la resurrección; lo segundo, de la fertilidad de la tierra bañada por el Nilo. Está dotado con la barba de un faraón y su cuerpo se encuentra parcialmente momificado, sosteniendo dos grandes plumas de avestruz a cada lado, una corona y un cetro. Es descrito como señor del amor, el que es eternamente joven y bueno, o señor del silencio. Vinculado con las fases de la vida y la muerte, Osiris fue asociado con la germinación, así como con las crecidas del río Nilo, su posterior retirada, la sequía de la tierra, y la tierra fertilizada. También es aparejado con Orión y Sirio, representantes de los ciclos del nuevo y viejo año. En el mito central de la creación, Osiris es asesinado por su hermano Seth, quien lo descuartiza en catorce pedazos que desparrama sobre el territorio de Egipto. Su esposa, Isis, logra recomponer todas las piezas del cuerpo masacrado y, mediante su magia, lo revive. Juntos engendran a Horus, quien venga la muerte de su padre destinando a Seth al desierto. Si bien Osiris nunca pudo regresar a la tierra, permaneció como rey del mundo inferior. Desde entonces, Horus, rey de Egipto, fue identificado con el faraón vivo, quien al morir se convertía en Osiris, bajo cuya forma era adorado, como dios que preside el juicio del alma en la muerte, emitiendo el veredicto.
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